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Depicting Khartoum. El workshop.
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El arte joven de hoy será antigüedad en el futuro

Depicting Khartoum es un workshop llevado a cabo entre los días 25 de julio y 19 de agosto del 2009 por el colectivo Depiciting en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sudan y en el Museo Nacional de Sudan, ambos en Khartoum.

El proyecto Depicting Khartoum nace como una colaboración entre la Embajada de España en Sudán, la AECID y la Universidad de Sudan dentro del marco de Estrategia Cultural y Desarrollo de Sudán. En el transcurso del workshop, la entidad “National Museum of Sudan”, el mayor museo de Sudan y a nuestro entender uno de los museos más importantes de África, ha mostrado su interés y se ha sumado en esta colaboración ofreciéndonos sus salas para mostrar los resultados de este proceso.

Nuestro proyecto estudia la estrecha relación sujeto y entorno, entorno entendido como contexto global y sujeto entendido como individuo supeditado a influencias de carácter externo. Percepción y experiencia estética, vivencia y subjetividad en todas sus diferentes formas son los mecanismos para plantear una extensa reflexión sobre la patente relación arte y vida. El objetivo es adquirir consciencia de nosotros mismos y del nuevo contexto global que cohabitamos. Este taller es concebido como un ejercicio que procura más bien arrojar una luz o tantear un terreno que explicar un hecho o una realidad preconcebida. Ya que, entendemos que, en el camino de dilucidar quiénes somos y qué estamos viviendo no pueden existir versiones oficiales.

Durante este periodo, un extraordinario grupo de jóvenes artistas sudaneses procedentes de diferentes partes del país se han volcado en el estudio y en la experimentación de estos asuntos como una manera de plantar cara, de entender que significa nuestro hoy, y por tanto nuestro mañana. En este proceso, las aparentes disyuntivas tradición y progreso; folclore y nueva cultura global; materiales foráneos tradicionales y el uso de las nuevas tecnologías; han aparecido más como elementos indisociables, como un prolífico campo que como aspectos en conflicto.

Nuestro método de trabajo ha consistido en un constante diálogo con los artistas, con el fin de analizar la función del arte y el artista en el momento actual y la relación existente entre los conceptos arte y vida. El diálogo y la reflexión teórica como desencadenante de la acción, la pregunta como método de trabajo y la creación como búsqueda de respuestas han sido las fuerzas motrices del workshop.

Entendido el taller como una convivencia, hemos tratado de romper las barreras de la comunicación verbal, abriendo nuestros cuerpos a nuevas formas de percepción y aceptando que somos instrumentos susceptibles de vibración. Hemos prestado gran importancia a los mecanismos de comunicación no verbal insistiendo en los intereses comunes con el fin de desarrollar un metalenguaje propio y una complicidad que nos ha permitido trabajar como iguales, evitando los roles alumno-profesor.

De esta forma activamos el motor del workshop mediante la danza y el movimiento, situándonos en relación con el espacio, con los otros cuerpos y objetos. Siendo conscientes de que formamos parte de una trama viva, tejida desde y con el cuerpo. Tras este proceso, los artistas se han sentido libres para reaccionar como quisieran y modelar el workshop según sus intereses creativos.

Los contenidos teóricos que nos ha interesado tratar han sido la toma de consciencia del hecho creativo y los factores que interfieren en el proceso de creación de una obra de arte. La experiencia estética como toma de consciencia de uno mismo al percibir una realidad concreta, la creación como plasmación o reflexión a partir de esa experiencia, el redescubrimiento de la realidad desde esta óptica y la creación de mundos como medios de liberación y conocimiento.

De esta manera, los artistas han sido capaces de dilatar su punto de mira y tratar problemas intrínsecos a la idea de arte, obviando los agentes técnicos propios de la artesanía.

El objetivo es poner sobre la mesa nuestras inquietudes y preguntas, para darnos cuenta de que somos un conjunto de individuos que estamos viviendo un mismo aquí y ahora. Y que cada uno, como artista puede tomar decisiones y dar respuestas desde la escucha de las propias necesidades, de las del grupo y de la situación en la que nos encontramos.

Las reacciones de los jóvenes artistas nos hacen entender su trabajo como algo más que una creación genial y aislada, sino más bien como algo que puede ocurrir en cualquier lugar y contexto y que puede intensificar su poder comunicacional saliendo del estudio y de las salas de exposición convencionales.

La puesta en práctica, las sugestivas conversaciones tomando té bajo los árboles, los viajes a Omdurmán o las visitas que hemos realizado durante estos intensos días han favorecido un terreno próspero, un campo abierto en el cual, como nos contaba la artista Samah Salih “de esta manera se puede comprender todo, en el fondo, nuestras preocupaciones y las de todos los seres humanos son las mismas”.

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Depicting Khartoum.La exposición.
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Aislado y sin aparentes cambios se ha mantenido más de treinta años el Museo Nacional de Sudan. Así nos lo encontramos a nuestra llegada, en un estado que pudiendo parecer obsoleto supuso para nosotros una llave para entender que ha ocurrido, no solo en la antigüedad sino también en los tiempos modernos.

La atrevida propuesta expositiva consistió en crear un dialogo con varias de las obras de la vasta colección del museo y con el museo como representación de la inabarcable herencia cultural sudanesa.

Nuestro objetivo ha sido alcanzado estableciendo arriesgadas analogías entre la inmortalidad de estatuas alejadas miles de años en el tiempo y heterogéneas obras fugaces, estudios preparatorios y ejercicios de formación de jóvenes artistas. Este experimento museístico ha convertido por unos días el museo en un espacio vivo, un espacio de reflexión en el cual los jóvenes inquieren y escuchan a las antigüedades en un diálogo renovado abierto a múltiples respuestas, manteniendo y a veces cuestionando la estructura tradicional de transmisión de conocimientos y dotando a su vez al conjunto de una modernidad sorprendente.

De esta manera, reescribiendo el museo por unos días, a través de esta relación presente, pasado y futuro, hemos planteado nuevas formas de entender Sudan y su herencia milenaria.

El Museo Nacional de Sudan, es un museo único e importantísimo que alberga una primordial colección de antigüedades. Supone para la cultura sudanesa preislámica el punto de referencia más importante. Si bien, asumimos la falta de arte aborigen o tribal en el museo, como apunta Joseph Deng, uno de nuestros jóvenes artistas, que decidió intervenir el museo con una admirable colección de bustos de individuos con marcados rasgos características de diferentes etnias africanas. Estos bustos fueron repartidos en diferentes áreas del museo en un impulso por llenar los huecos, o sanar las carencias de la colección así como poner en valor y reconocer la crucial importancia de las diferentes etnias en Sudán y su difícil situación en la actualidad.

A la colección de retratos hay que sumar una bella selección de pinturas y una videoinstalación también obras de Joseph Deng. Las pinturas son abstracciones de la idea de Sudan mediante la representación de soles, formas geométricas y colores que tienen más que ver con las culturas aborígenes que con la egipcia, nubia, copta o islámica.

La videoinstalación, antesala del museo, se podría definir como un collage de momentos, texturas e imágenes de la vida del artista. Planteado como versión de unos relieves egipcios y estructurado según los principios de repetición, cambio de escalas y texturas; Joshep Deng plantea una visión agridulce de la vida cotidiana al mezclar videos que muestran carros tirados por burros desplazándose lentamente de un lugar a otro, con hormigas perseguidas por la cámara correteando a ritmo de música electrónica o cantos, gritos y bailes espontáneos en el patio de una casa, intercalados a su vez de imágenes sobre la esclavitud, la guerra, Dios y la catarsis en un brillantísimo ejercicio de abstracción conceptual.

Otro preciso ejemplo es la íntima obra realizada por Eatizaz Elsadig, la artista nos muestra una pequeña pieza de cerámica que consiste en dos cilindros curvos superpuestos tangencialmente, su funcionalidad como recipiente cerámico es escasa. Esta obra en apariencia abstracta, minimalista podríamos decir, encierra millones de connotaciones y referencias. Las analogías con la forma de una vaca quedan patentes desde el primer vistazo y es que la obra de Eatizaz estudia las culturas Mrowai y Krma. Expuesta bajo la luz de unas vitrinas con vasijas en la imponente entrada de la sala de arte copto, la pequeña obra de Eatizaz despliega su enorme potencial semántico y evidencia la autenticidad de lo que entendíamos por moderno explicándonos que el ser humano siempre ha sido capaz de representar y abstraer en un ejercicio de autoconsciencia la realidad que le rodea.

Por otro lado, cuestiones como la cotidianeidad han sido temas recurrentes en la obra de los artistas participantes. La obra que abría la exposición era un pequeño pirograbado de Hesam Elhaj. Esta pequeña obra representa una mujer joven con la cabellera descubierta en una habitación, una lágrima negra cae por su rostro. El paralelismo entre este retrato y el fresco que cuelga a la entrada del museo es sorprendente. El fresco datado ente el siglo VIII y el XI, representa a la madre de María, con la cabellera cubierta y con un dedo sobre sus labios requiriendo silencio. La intensidad de las miradas es análoga, así como la leve tristeza que desprenden ambas mujeres. Ejecutados ambos retratos de una manera sintética y lineal, representando diferentes temas y realizados sin aparente relación plantean un diálogo profundo e interesantísimas analogías constatando que los mismos sentimientos y recuerdos se decantan y afloran a través de los siglos.

A su vez, la artista Samah Salih, nos sorprendió con una interesante serie de retratos de jóvenes sudanesas ataviadas con prendas inspiradas en las joyas de la antigüedad. Samah, intercalando sus lienzos en las vitrinas de la sala principal del museo donde se conservan las joyas a las cuales hacen referencia, subraya la vigencia de las estéticas de la antigüedad en los atuendos y joyas actuales, declarando que la antigüedad sigue viva.

Los retratos, estudios preparatorios y bocetos de Salih Mohamad y Osman Adam fueron expuestos en la sala de arte copto, entre representaciones de santos y otras imágenes cristianas. Los delicados dibujos a tinta y bocetos sobre papel realizados con cierta rapidez del natural representan a compañeros casi de una manera arbitraria. Son ejercicios de síntesis de una calidad inmejorable. Los sujetos borrados y disueltos, intuidos como si estuvieran a punto de aparecer o desaparecer plantean curiosas analogías y contrastan gravemente a la vez con los deteriorados frescos coptos, representaciones de la eternidad.

El diálogo planteado mediante esta exposición ha supuesto una revisión de la herencia sudanesa, su presente y por tanto su futuro, para poder decir así que All art has been contemporary (Todo arte ha sido contemporáneo), como narra la instalación de Maurizio Nannuccis del Altes Museum en Berlín.